Por Francine Sporenda
Traducción: Maura Lopez Colaboración: Olga Baselga
F.S.: ¿Cómo explica usted que Alemania (según un dicho popular) se haya convertido en el «burdel de Europa»?
H.M.: En mi opinión, la razón por la cual Alemania se ha convertido en el punto de tránsito número uno de la trata de personas con fines de explotación sexual no es solamente a consecuencia de la ampliación de Europa, con la entrada de los países de Europa del este, sino también de la demanda. Tenemos una demanda muy fuerte en Alemania: 1,2 millones de hombres visitan los burdeles cada día. Agregue a eso que nuestras leyes promueven la prostitución: ésta fue legalizada en 2002 y por tanto ya no es ilegal ser proxeneta o gerente de burdel. El proxenetismo sólo se criminaliza si es «explotador» –es decir, que le confisque el 50% de las ganancias de la mujer prostituida. Sin embargo, este cálculo no se aplica a las rentas percibidas por las habitaciones alquiladas en los burdeles, que son muy altas: de 100 a 180 euros al día normalmente. Si los conservadores y la derecha no desaprueban la prostitución más que para asegurarla como derecho masculino clandestino, en tanto que las mujeres prostituidas son despreciadas, la izquierda y los Verdes adoptan posiciones que son una cortina de humo: definen la prostitución como un trabajo, llegando a presentarla como feminista o «empoderante». En lugar de ofrecer alternativas a las mujeres, o medios para escapar de ella, sus esfuerzos sólo apuntan a hacer que la prostitución resulte más aceptable. El hecho de que el 89% de las mujeres quieran cambiar de vida es silenciado completamente.
F.S: ¿Puede hablarnos de la «ley para la protección de mujeres prostituidas» recientemente adoptada? ¿Qué establece? ¿Cuáles son los aspectos negativos y positivos (si los hay)?
H.M.: Esta ley « Prostituiertenschutzgesetz » (ley de protección de prostituidas) plantea regulaciones para los administradores de burdeles y las prostituidas. Fue aprobada este verano. Los administradores de burdeles ahora deben tener un permiso o una licencia para ejercer. Aquéllos que ya han sido condenados por trata de personas no pueden ser autorizados a administrar un burdel. Las prostituidas deben registrarse y deben asistir a sesiones individuales de formación sanitaria. Además, la utilización de preservativos es ahora obligatoria para los clientes prostituyentes, éste es el único punto positivo de ley. Los puteros que insisten en no utilizar preservativos recibirán multas elevadas. En este contexto, la estrategia política implementada por esta ley sólo consiste en hacer desaparecer los aspectos más catastróficos de la prostitución en Alemania, por ejemplo, las tarifas planas para los burdeles o las ofertas de «gang bangs» (violaciones colectivas) que están ahora prohibidas, pero no se aborda la situación de las prostituidas como tal. Salvo por los preservativos obligatorios, no hay nada en estas regulaciones que responsabilice a los clientes-puteros, no hay ninguna ayuda para salir de ahí, no hay nada que ofrezca alternativas a las mujeres. La ley ni siquiera estipula los 21 años como edad mínima para entrar en la prostitución: esta disposición fue rechazada como «prohibición de actividad profesional». En consecuencia, la explotación de mujeres muy jóvenes provenientes de las zonas más pobres de Europa va a continuar en Alemania. La prostitución forzada es muy difícil de demostrar, si bien la policía estima que 9 mujeres de cada 10 trabajan para un proxeneta oculto.
F.S: Usted dice que las administraciones municipales son las encargadas de aplicar esta ley y que es eso mismo lo que garantiza que no serán aplicadas. ¿Puede explicar por qué?
H.M.: Efectivamente, las administraciones municipales deben aplicar esta ley pero los fondos que se les destina para hacerlo son insignificantes. Según la ley, las ciudades deben crear nuevos empleos, por ejemplo, para trabajar en las oficinas donde las mujeres prostituidas deberán registrarse. También necesitamos intérpretes (muchas prostituidas en Alemania son de origen extranjero NdlT). Necesitamos médicos para la capacitación en salud. Pero lo que verdaderamente parece interesar al estado es beneficiarse económicamente al máximo con la prostitución y no les interesa lo más mínimo invertir en ayudas eficaces para las mujeres afectadas. No hay suficientes centros de atención, no hay ayuda suficiente para salir de la prostitución, no hay suficientes alternativas disponibles para las mujeres prostituidas.
F.S: ¿Nos puede explicar cómo la legalización de la prostitución genera corrupción en la policía, las administraciones locales y las esferas políticas?
H.M.: Los que se benefician con la legalización son en primer lugar los proxenetas, los administradores de burdeles y los puteros. La prostitución legal manda a los clientes-puteros el mensaje de que está bien comprar mujeres. Ser putero ya no tiene nada de vergonzoso en Alemania, todo lo contrario. Recientemente un hombre fue juzgado por haber estrangulado a una mujer. ¡La jueza sugirió que si le gustaba estrangular mujeres habría podido recurrir a una prostituta! De esta manera la violencia contra una cierta categoría de mujeres queda naturalizada, no hay ninguna solidaridad con las mujeres prostituidas. Muchos hombres son puteros en Alemania, hay estadísticas que indican que al menos 3 hombres de cada 4 han recurrido a una mujer prostituida al menos una vez en su vida. Si lo pueden hacer con tanta facilidad, ¿por qué no lo harían? En cambio, las prostituidas no son descriminalizadas en absoluto. Si no respetan las regulaciones relativas a las zonas autorizadas para el ejercicio de la prostitución son sancionadas. Son sancionadas si no pagan sus impuestos. Esto da a los administradores de burdeles y a los puteros los medios para chantajearlas. Muchos policías y políticos también son puteros. Mi primer proxeneta era policía y tenía muchos policías como “clientes”. Y nadie ve eso como un problema porque el proxenetismo es legal. Y como esos policías y esos políticos son puteros, toman decisiones que favorecen sus intereses como clientes-puteros. Y además la presencia de prostíbulos en una ciudad aumenta considerablemente el monto de ingresos fiscales de la ciudad: hay que ver lo que pagan de impuestos los megaburdeles como el «Pasha» en Colonia. Es una gran torta para los políticos, es imposible que renuncien.
F.S: ¿Puede hablarnos de las cadenas de megaburdeles en Alemania? ¿De qué manera los malos tratos a mujeres prostituidas son sin duda peores que en todas las otras formas de prostitución (tarifa plana, violaciones grupales, ‘gang-bangs’, sistemas de vigilancia de las mujeres como en una prisión, etcétera)?
H.M.: Sí, efectivamente en Alemania tenemos burdeles gigantescos. Hay dos tipos de burdeles. Aquéllos donde los puteros y las mujeres se encuentran y pueden subir a las habitaciones, y aquéllos donde los puteros desfilan por los pasillos ante las mujeres sentadas delante de su habitación para hacer su elección. Sí, la ley de protección de prostituidas de 2017 suprimió las ofertas de tarifa plana y los ‘gang-bangs’, pero lo que sucede actualmente es que los grandes burdeles prosperan en tanto que los más pequeños o los burdeles en apartamentos están cerrando.
F.S: La legalización ha convertido a los proxenetas y traficantes de personas en hombres de negocios respetables. Usted menciona en su blog el caso del Príncipe de Sachsen Anhalt que invirtió una parte de su fortuna en los prostíbulos. Estos «hombres de negocios» ahora pueden publicar abiertamente ofertas de empleo para contratar nuevas mujeres prostituidas, los anuncios de burdeles son visibles en todas partes en Alemania. ¿Nos puede hablar de esta naturalización del proxenetismo y la prostitución, y del efecto que produce en la sociedad alemana y en la situación de las mujeres en general?
H.M.: Cuando vemos a los gerentes de burdeles aparecer en programas de televisión o incluso tener sus propios shows televisivos, esto hace aumentar la aceptación social de la compra del cuerpo de las mujeres a un nivel sin precedentes. Administrar burdeles, ser propietario o cliente-putero ya no está mal visto en Alemania. Sin embargo, esto no implica una mayor aceptación de las mujeres prostituidas, ellas siguen siendo consideradas como escoria humana. Vender sexo se sigue viendo como despreciable e inmoral mientras que comprar sexo se ha convertido en algo perfectamente normal. Ahora la opinión pública simpatiza con los puteros y proxenetas, y ése es el resultado de la legalización.
Otra consecuencia de la legalización es la naturalización de la violencia hacia las mujeres. Tuve que soportar escuchar de parte de personas conocidas que no sabían que yo era prostituida, dar lecciones sobre el tema de que la compra de sexo es un servicio perfectamente normal. Al mismo tiempo, la naturalización de la prostitución tiene efectos a largo plazo en la forma en que la sociedad comprende (o mejor dicho no comprende) las otras formas de violencia sexual contra las mujeres. Tenemos ahora situaciones en que las mujeres que presentan denuncias por violación son acosadas a su vez con acusaciones de difamación si el perpetrador no puede ser condenado por falta de pruebas. Esto no es una coincidencia.
F.S: ¿Nos puede hablar de los «sindicatos de trabajadoras sexuales» y del lobby pro-prostitución en Alemania? ¿Quiénes son esas personas? ¿Cuántas verdaderas prostituidas hay en esos grupos?
H.M.: Aquí tenemos el BSD (Berufsverband Sexueller Dienstleistungen), «Asociación profesional de servicios sexuales», que en realidad no es más que una asociación de gerentes de burdeles y que sin embargo es consultada regularmente por políticos sobre todas las cuestiones relativas a la prostitución, aunque sólo sean administradores. También está la BESD (Berufsverband erotische und sexuelle Dienstleistungen), «Asociación profesional de servicios eróticos y sexuales », que se presenta como una especie de sindicato para las «trabajadoras sexuales», pero en realidad sus portavoces administran celdas de dominatrices o alquilan habitaciones a las prostituidas, y por tanto también son operadores de lugares de prostitución. La asociación no quiere revelar cuántos miembros tiene. Hydra, un centro de asesoramiento –y lobby— en Berlín asesora abiertamente para facilitar la entrada en la prostitución.
F.S: Usted dice que las asociaciones pro-«trabajo sexual» no sólo son inútiles para las mujeres que quieren dejar la prostitución, sino que en realidad intentan impedir que las mujeres prostituidas dejen la prostitución, e incluso intentan atraer nuevas jóvenes. ¿Nos puede hablar de eso?
H.M.: Estas asociaciones empezaron a decir (tras presiones políticas) que apoyan a las mujeres que quieren salir de la prostitución porque, según ellas, ese «trabajo» no es para todo el mundo. Pero en realidad estas declaraciones no conducen a ninguna ayuda. En vez de apoyarlas para dejarlo, tenemos centros que aconsejan a las prostituidas y hacen ‘lobby’, y de todas maneras no hay muchos. Hay Estados federales que no tienen ninguno. Y cuando los hay son pro-«trabajo sexual». Esto quiere decir que hacen campaña para que las mujeres prostituidas no sean consideradas como un grupo que ejerce una actividad de alto riesgo, a pesar de todos los asesinatos de prostituidas cometidos en este país. Porque según ellos, mostrarlas como grupo de riesgo sería estigmatizante. Además he oído hablar de casos donde se dice a las mujeres prostituidas que quieren dejar la prostitución que deberían simplemente cambiar de sector y reconvertirse a la dominación en vez de ser ‘escorts’. Esto no es precisamente de ayuda, por supuesto.
F.S: ¿Podemos decir que el estado alemán es el más grande de los proxenetas?
H.M.: Muchas de estas asociaciones de asesoramiento y lobbistas reciben subvenciones públicas o del estado. Como no dan ninguna ayuda a las mujeres que quieren dejar la prostitución y como simplemente las animan a adaptarse mejor al «trabajo sexual», el resultado es que muchas quedan bloqueadas allí aunque no sea lo que quieren. Y es el estado el que se beneficia porque esas mujeres siguen pagando impuestos. Algunas mujeres prostituidas pagan hasta 30 euros al día de impuestos, la llamada «Vergnuegungssteuer» o «impuesto al placer», lo que constituye una denominación totalmente cínica, porque no conozco ninguna mujer que obtenga placer de este «trabajo». Y las mujeres prostituidas deben afrontar gastos y costos enormes: 100 à 180 euros por día por una habitación en un burdel (pagados al dueño del burdel), más los impuestos (pagados al estado), más lo que le pagan al proxeneta.
F.S: He visto que ahora los burdeles alemanes reciben evaluaciones como los hoteles. ¿Es verdad?
H.M.: El BSD, una asociación de gerentes de burdeles ha creado un «sello de calidad» que recompensa a algunos burdeles. En esos burdeles se presenta a las mujeres como que «trabajan» voluntariamente, independientemente de todo proxeneta y ajenas a toda actividad criminal. Obviamente este sello de calidad es completamente falso: un club de propietarios de burdeles que otorga sellos de calidad a los burdeles, ¿cómo pueden esas evaluaciones ser objetivas e independientes? La propia asociación admitió incluso que se trata de una nueva estrategia de marketing para seducir a clientes-puteros que ya no deberán preocuparse de saber si las prostituidas que pagan son forzadas o no. En realidad, de todos modos a los clientes-puteros no les importa lo más mínimo, incluso prefieren que sean forzadas porque entonces son más vulnerables, es más fácil abusar de ellas, ponen menos límites a sus exigencias y no pueden negarse a prácticas sexuales extremas. Este sello de calidad apunta a atraer a un cierto tipo de puteros, aquéllos que pretenden ser «éticamente correctos» y que podrán de ahora en adelante ir al prostíbulo sin contemplaciones.